17-03-2018 UNA SERENA ATALAYA URBANA
Desde la serena atalaya que le sirve para contemplar abiertamente el hermoso paisaje que le ofrece el casco antiguo de Cuenca y sentir, a sus pies, el bullicio de la ciudad moderna, el hospital de Santiago ofrece de manera plena la sugestiva imagen de una arquitectura inconmovible por el paso del tiempo, a pesar de que algunas de las desdichadas circunstancias que de manera intermitente sacuden la vida de este país, pudo en algún momento ponerlo en peligro. No faltan, incluso, algunos relatos que dramatizan uno de esos hechos, asegurando de manera rotunda que Juan Martín “El Empecinado” le prendió fuego llevándolo a la destrucción. Lo hizo, sí, y provocó cuantiosos daños, pero no hay más que mirar para ver cómo el noble a la par que útil edificio permanece sólidamente en pie. Como ocurre con todo aquello que forma parte de la convivencia cotidiana, el Hospital de Santiago no despierta mucho interés entre la ciudadanía conquense, que lo asume como algo que está ahí, de